La misma esencia del tarot lo vuelven una práctica que genera polémica respecto a su legitimidad ya que requiere de fe por parte de las personas que son asiduos a él y provoca incredulidad en quienes lo rechazan al tratarse de una actividad no ligada a las leyes físicas de nuestro mundo.
Incluso un buen tarotista sabe que una lectura no siempre es algo exacto, depende de varios elementos, y al requerir de la interpretación y experiencia del tarotista mismo, se convierte en algo muy relativo. De hecho, mientras más se conozcan el consultante y el tarotista, se obtiene un mejor resultado de una lectura por haber una mayor conexión y familiaridad entre ellos. Incluso en esos casos, lo dictado por las cartas puede cambiar, de ahí que también haya incredulidad por parte de muchas personas pero aún así, quienes lo practican, saben que muchas veces acierta en sus predicciones.
La exactitud del tarot depende de una gran cantidad de factores e incluso en el mejor de los casos, se debe tener prudencia al escuchar las respuestas que ofrecen las cartas.
En el mundo existen personas escépticas y personas creyentes, eso es normal y no puede cambiarse, por lo tanto, siempre existirá gente que preferirá no creer que las cartas de tarot puedan aportar una idea sobre acontecimientos de la vida de una persona. Muchos de ellos se reservarán su juicio respecto al tarot y habrá otros que lo externen, pero a fin de cuentas, como quien decide creer en lo dicho por el tarot, se trata de un asunto personal.
Lo cierto es que además de los factores externos, dentro del tarot existen muchas personas que han provocado que se ponga en duda la exactitud de las consultas. Entre tarotistas novatos que realizan lecturas sin comprender aún por completo el significado de las tiradas y charlatanes que se aprovechan de la confianza de las personas para obtener dinero por medio de consultas falsas, se ha complicado el camino de la certidumbre para el tarot.